Un dilema inmenso el del solitario… Yo me encuentro ahora mismo en mi propio año de descanso y relajación (más o menos, una pausa después de llegar al abismo de los estudios que parece que no puedo seguir alargando y después de un año salvaje de esos que te dejan agotado), aunque te aseguro que la voz de la responsabilidad no desaparece, o al menos para mí no ha sido así. Es una contradicción constante (estar solo vs estar acompañado; descansar vs producir). Lo último: yo también vivía en Salamanca en 2019! Siempre hace ilusión encontrarse con alguien que pasó en algún momento por esa ciudad ❤️ Un abrazo, Alba
No, sí sé de sobra que la voz de la responsabilidad no desaparece, también lo he vivido, la fantasía era si no existiese eso, si realmente fuera posible esa desconexión durante un año. Qué fuerte que tú también estuvieras por allí!! Gracias siempre por leer ❤️
Me falta leer lo que tú para poder decirte: qué parecidas somos. No es un sentimiento que llene la habitación, pero lo mismo nos hace un poco de compañía. Aprovecho para recomendarte otro libro: "Winesburg, Ohio". En concreto, el capítulo "Soledad", página 164 🤓
Me apunto la recomendación! Yo a veces en tus textos también encuentro ciertas trazas de parecido... Ojalá desvirtualizarse en algún momento, los crush de amistad son vergonzosos de admitir pero hay que ser honesto en esta vida.
Yo también abracé el confinamiento con cierto entusiasmo (una semana antes, por pura prudencia: me subió la fiebre y, en aquel entonces, jamás llegamos a saber si fue COVID o una gripe descomunal). Pero lo que de verdad se me hizo insoportable fue ese incesante "quince días más". Tres meses en total, si no recuerdo mal, aunque bien podrían haber sido una eternidad. Y, en fin, ¿quién querría algo que durase para siempre?
Creo que ese anhelo de encierro, que no deja de ser el deseo de pausa, que muchos tuvimos deja ver lo saturadísimos que estábamos (estamos). Pero para sorpresa de nadie, no era la solución
Qué guay leerte. Cada día sopeso treinta veces irme al campo. Aunque no me imagino yendo solo, la idea del aislamiento social o esa contemplación del tiempo que se abre, es tremenda… Si aún no lo leíste te recomiendo mil “Los llanos” de Federico Falco. Y una aún más nueva, con cierto parentesco con “mi año” es “Que pase algo pronto” de Agustina Espasandín.
"Los llanos" lleva en mi lista de deseos desde hace un montón, pero sabiendo que tiene relación con este tema igual que el otro que me recomiendas, escalan posiciones. Muchas gracias por las recomendaciones!
Un dilema inmenso el del solitario… Yo me encuentro ahora mismo en mi propio año de descanso y relajación (más o menos, una pausa después de llegar al abismo de los estudios que parece que no puedo seguir alargando y después de un año salvaje de esos que te dejan agotado), aunque te aseguro que la voz de la responsabilidad no desaparece, o al menos para mí no ha sido así. Es una contradicción constante (estar solo vs estar acompañado; descansar vs producir). Lo último: yo también vivía en Salamanca en 2019! Siempre hace ilusión encontrarse con alguien que pasó en algún momento por esa ciudad ❤️ Un abrazo, Alba
No, sí sé de sobra que la voz de la responsabilidad no desaparece, también lo he vivido, la fantasía era si no existiese eso, si realmente fuera posible esa desconexión durante un año. Qué fuerte que tú también estuvieras por allí!! Gracias siempre por leer ❤️
Me falta leer lo que tú para poder decirte: qué parecidas somos. No es un sentimiento que llene la habitación, pero lo mismo nos hace un poco de compañía. Aprovecho para recomendarte otro libro: "Winesburg, Ohio". En concreto, el capítulo "Soledad", página 164 🤓
Me apunto la recomendación! Yo a veces en tus textos también encuentro ciertas trazas de parecido... Ojalá desvirtualizarse en algún momento, los crush de amistad son vergonzosos de admitir pero hay que ser honesto en esta vida.
jajajaja confirmo 🏹 vente pa Madrid cuando quieras romper con tu relajación. Hace poquito nos desvirtualizamos con Teresa por aquí presente :)
Yo también abracé el confinamiento con cierto entusiasmo (una semana antes, por pura prudencia: me subió la fiebre y, en aquel entonces, jamás llegamos a saber si fue COVID o una gripe descomunal). Pero lo que de verdad se me hizo insoportable fue ese incesante "quince días más". Tres meses en total, si no recuerdo mal, aunque bien podrían haber sido una eternidad. Y, en fin, ¿quién querría algo que durase para siempre?
Creo que ese anhelo de encierro, que no deja de ser el deseo de pausa, que muchos tuvimos deja ver lo saturadísimos que estábamos (estamos). Pero para sorpresa de nadie, no era la solución
Qué guay leerte. Cada día sopeso treinta veces irme al campo. Aunque no me imagino yendo solo, la idea del aislamiento social o esa contemplación del tiempo que se abre, es tremenda… Si aún no lo leíste te recomiendo mil “Los llanos” de Federico Falco. Y una aún más nueva, con cierto parentesco con “mi año” es “Que pase algo pronto” de Agustina Espasandín.
"Los llanos" lleva en mi lista de deseos desde hace un montón, pero sabiendo que tiene relación con este tema igual que el otro que me recomiendas, escalan posiciones. Muchas gracias por las recomendaciones!
podría pasarme horas hablando sobre este tema.
yo también me topé con Mi año de descanso y relajación entre enero y febrero de 2019, justo cuando más necesitaba leerlo🧡
Yo igual para terminar siempre en el mismo sitio: sin ninguna idea clara jajaj